lunes, 22 de marzo de 2010

Cheap metaphore.

Un par de notas atinadas rebotaron contra una pared y volaron. Sé que después pasó mucha gente, pero nadie tenía tiempo para ver la vieja pared desteñida de la misma esquina de siempre. Y con razón. De haberla visto se hubieran cansado, aburrido.

Un día nublado un niñito se sentó a contemplar la desgastada pared. Me alegré: pensé "¡De una vez por todas alguien la va a pintar!". El niño se fue y después de unos minutos trajo con él una pelota. Empezó a jugar con la sorprendida pared.

Basta solo pensar un poco para imaginar la alegría de la pared. Basta solo razonar un poco para calcular los minutos que tardó el niñito en aburrirse.

Pobre vieja pared. Ya no le queda otra que martirizarse y ser una pared de nuevo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario