miércoles, 21 de julio de 2010

Las cero

Era tarde. Tus ojos luchaban por cerrarse, pero seguía habiendo algo adentro tuyo que lo impedía, algo no cerraba. Los gritos y las risas de la televisión te llenaban la cabeza mientras te metías en la cama. Tu cuerpo pronto sintió el cambio de temperatura al mismo tiempo que tus músculos recibieron la orden de relajarse. Temblaste un poco hasta que sentiste calor. La cabeza te empezó a latir muy fuerte y cerraste los ojos con decisión pero sin real efecto. Suspiro. Ah.
El dolor, la luz que recibían tus párpados cerrados, tu cuarto, la pintura húmeda, el frío, la tristeza, el "me da igual", Él, mañana, el dichoso sueño profundo, la hora, las 11:57, el noticiero, la tragedia.
Cómo deseabas en ese momento gritar. Encapricharte un poco y que todos se dieran cuenta. También necesitabas poder desatar ese pequeño nudo tan molesto que se estaba formando. No podías. No podías. Tarde. Tus actos eran superfluos, el día a día era demasiado real. Las horas en tu vida pasaban y nunca te sorprendían en algo nuevo. No veían nunca lo que vos tanto querías ver, ¿No? El amor que necesitabas, el golpe que ansiabas.
Decidiste que apenas terminara el lunes y empezara el sempiterno nuevo día apagarías la luz. Pondrías la alarma a las 6:15 y dormirías. Soñarías con cuartos secretos, juegos prohibidos, monedas de oro y quizás alguna araña. Continuarías.
El reloj de la televisión marcó las 00:00 y en el instante en el que los números cambiaron bruscamente tu cabeza comenzó a rodar.
El nudo en la garganta cada vez más grande, el cuello, la piel, las cosquillas, Él, sus besos imaginarios, vos mirandolo, el pescándote indiferente. El dolor, el odio, la bronca, un puño, tu puño, las 00:00, los deseos voladores, las espectativas, la rutina, los amigos perdidos por ahí, el nudo agrandándose, más y más, el grito desgarrador no tan imaginario, la lágrima, las lágrimas, qué lágrimas tan solas, las sábanas tapándote, las 00:00. El temblor de nuevo, el frío, la amiga soledad, el piso frío, tus ojotas, las más lágrimas, el pasillo oscuro, el calor del cuarto recalentado, tu reflejo en un gran vidrio, la cara empapada, tu reflejo acercándose, el vértigo, lás lágrimas secándose, un frío cortante, la proximidad, la velocidad, la proximidad, la velocidad, las 00:00, la eternidad.
Una música bastante exasperante sonó y apagando la alarma sentiste tus pestañas mojadas al abrir los ojos. Desde tu cama sentiste el viento que provenía del balcón abierto.

1 comentario:

  1. cuando los mambos de tu cabeza se apoderan de tus sueños, sí. y, peor aún, cuando los martes o jueves suena la alarma y sentís que no dormiste nada!

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