¿Qué pasa, amorcito? Me desconcierta verte llorar así. Dale, amorcito, sabés que podés contarme a mi. ¿Sabés, amorcito? Yo también una vez me sentí chiquita por querer desaparecer. Y no me molestaba que me pisotearan las habladurías gigantes. Me molestaba que no me vieran tus ojitos. Pero me viste, amorcito. Y ahora promeo verte a vos.
Pero ¿Por qué seguís llorando, amorcito? ¿Pensás acaso que te voy a dejar? Si bien sabés que no me puedo de vos despegar. Que hasta me cuesta respirar, amorcito, te lo juro por el General. Basta, amorcito, llorás y no te entiendo. Llorás y me pone mal.
¿Te falta mucho, amorcito? Te vas a perder el sol. Te vas a perder también la luna, amorcito, el amanecer y mi amor. Y yo no quiero que te pierdas de nada, amorcito, yo te voy a cuidar. Pero necesito que pares, por favor, que pares de llorar.
Pará, pará! Ponete a pensar. Amorcito ¿Qué ganás? Sin hablar ni respirar. Matarme, matarme ganás. No tengas verguenza, la verguenza es de débiles, amorcito. La verguenza es de cobardes, de canallas, y de esos hay para regalar. ¿Cómo recupero a mi viejo amorcito, el de la mirada perdida en el mar...?
Así que
Basta, amor. Porque me voy a enojar.
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